Para muchos hispanoparlantes muy familiar y para otros totalmente desconocido, esta frase tiene una connotación, se refiere al recorrido que realizan los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela para visitar la tumba del Apóstol Santiago.
Desde el siglo IX se forjó como una de las rutas de peregrinación más importantes de Europa, convirtiéndose en una red de caminos de los reinos de la península Ibérica; por tanto, no es una única ruta que recorriera el Apóstol Santiago, sino un conjunto de caminos que van convergiendo para dirigirse a Compostela.
¿Qué hace que las personas del siglo XXI abandonen sus comodidades para ir a un camino de peregrinación? ¿Qué tiene el Camino de Santiago para que sea una de las cosas que hay que hacer una vez en la vida? El peregrino participa de un camino que hunde sus raíces en la historia. El Camino de Santiago posee un espíritu diferente al de salir a andar una ruta cualquiera.
Los peregrinos que han recorrido atestiguan la espiritualidad especial de este caminar, también tu estas llamado a experimentarla, para lo cual ten cuidado de contagiarte de vivir esta experiencia como un producto de consumo, o como una competición o como una excursión de unos días. Tú vívelo sin prisa, disfrutando de cada lugar, de cada persona, de cada momento y de cada circunstancia. Vívelo como la ruta que puede cambiar tu vida, que te permita palpar esa santidad que todos necesitamos para vivir bien, para relacionarnos en paz, para amar la vida, la familia, los amigos.
Los peregrinos anuales son más de 300.000 y cada año crece esa cifra gracias al testimonio de los caminantes que han hecho real esta experiencia.