“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”1 Juan 4:8.
Cuando pensamos en amor es fácil asociarlo a los buenos sentimientos. Pero el verdadero amor no depende de los sentimientos. Se trata de algo mucho más que lo que siento por alguien: un amor romántico, un amor familiar, una gran amistad o un gran compañerismo. A menudo se da y se recibe amor con la intención de que YO reciba algo a cambio. Pero, ¿qué hago cuando me cuesta amar a alguien?
¨El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…» 1 Corintios 13:4-8.
Pero entonces, ¿qué es amor? Cuando hago las cosas sin darle importancia a mis sentimientos o independientemente de las acciones de los demás, esto es amor. En ocasiones siento que no puedo amar, estoy tentado a la ira, a la impaciencia, a buscar mi propio bien, a pensar lo peor de alguien, a renunciar a algo. Pero si niego estos sentimientos y me regocijo, tengo longanimidad, me humillo, llevo las cargas de los demás, soporto todas las cosas, entonces se manifiesta el verdadero amor, que da su vida por otro y no espera nada a cambio.